Terapeutas ocupacionales en medio de la pandemia II

Terapeutas ocupacionales en medio de la pandemia II

Como ya apuntábamos en nuestra entrada anterior, la crisis desencadenada por el COVID19 ha transformado nuestras vidas y ha impactado en los cimientos de nuestras sociedades, con unas consecuencias que tienen una derivada ocupacional incuestionable. 

No hay precedentes en nuestra historia de una paralización de las actividades humanas a esta escala, de que una medida de encarcelamiento domiciliario se generalizase al conjunto de las sociedades, ni de que todos sus miembros experimentásemos en primera persona las consecuencias de la privación ocupacional. 

Muchas son las consecuencias que se derivarán de esta crisis, y será nuestra la responsabilidad de saber hacer una interpretación ocupacional amplia de las mismas: desde la influencia que han tenido las actividades de la vida cotidiana en la propagación del virus o su mayor influencia en determinados contextos geográficos y/o culturales, hasta la revisión de los sistemas de atención social y sanitario de nuestros países o comunidades, la evaluación de intervenciones concretas, y, por supuesto, la revisión del papel y la aportación de las/os terapeutas ocupacionales en todo esto.

Llegará el momento en el que estemos en condiciones de trascender el plano de lo urgente que, en cierto modo, creo que invade actualmente las prácticas de todos los profesionales socio sanitarios, como si de una regresión hacia un modelo de “asistencialismo de crisis” se tratase; para empezar a tejer redes que nos lleven a reflexiones más profundas y estructurales sobre las causas, el desarrollo y el impacto de esta emergencia, que vengan a perturbar el “consenso colaboracionista” que hoy nos invade. Ya está sucediendo en otras disciplinas y sería un error, desde mi humilde opinión, que los terapeutas ocupacionales, como en tantas otras ocasiones, nos quedáramos al margen de extraer aprendizajes sobre la dimensión ocupacional de esta crisis.

Mientras tanto, queremos seguir poniendo en valor prácticas que, desde diferentes perspectivas y recursos, están llevando a cabo compañeras y compañeros, con el objetivo de conocer cómo está impactando el Covid19 sobre la práctica cotidiana de las terapeutas ocupacionales y de qué forma estamos adaptando nuestro hacer profesional, contribuyendo a reconocer el valor esencial de las ocupaciones para el desarrollo humano.

Eva Rodríguez Nieto, es terapeuta ocupacional, autónoma y desarrolla su labor profesional esencialmente en la atención a la infancia:

“Mi actividad profesional se ha paralizado, como la de mucha gente. Estoy realizando algunas sesiones por videollamada y seguimiento de las familias. Básicamente, reinventándome como la mayoría de las profesiones que trabajan directamente con las personas. A parte de la intervención en clínica y en colegio, participo en una investigación, doy formación y participo en un proyecto en una escuela infantil. Todas estas ocupaciones se han paralizado o han tenido que modificarse de alguna manera. 

Tengo 28 años y ninguna patología previa de riesgo, vivo en el Distrito de Usera (Madrid) donde también reside bastante gente mayor. Desde el primer momento me sentí con la necesidad de ofrecerme en mi bloque a aquellos vecinos mayores o personas que fueran de riesgo, para hacerles la compra, ir a la farmacia o llevarlos con el coche en alguna situación de emergencia. Este contacto que mantuve con los mayores del bloque, con todas las precauciones necesarias, hizo que conociera a varios vecinos más que de vista o en el ascensor.

Sumado a los aplausos de las 20:00, llegamos a conocer nuestros nombres, a saber en qué trabajan sus hijos o sus nietos, cuántos años llevan en esa casa viviendo y a que se dedicaban antes de jubilarse. Por otro lado, como la mayoría de nosotros, empecé a buscar ocupaciones significativas y relacionadas con mi área productiva, que me hicieran sentir parte activa de la sociedad. Vi que mucha gente estaba haciendo mascarillas en su casa y decidí ponerme a fabricar con unas telas que tenía, pero pronto me di cuenta de que sin máquina de coser era inviable mi objetivo. 

Se lo planteé a mis vecinas mayores y jubiladas que disponían de máquina de coser. Ellas cosían las mascarillas con la máquina y yo remataba las tiras con aguja. Al día siguiente, en los aplausos de las 20:00, les saqué los patrones y les di mis telas cortadas. En 24 horas habían hecho 30 mascarillas, con las telas que les di sabanas, trapos y camisetas. Es necesario señalar que todas lavamos y desinfectamos los materiales que usamos y nos pasamos.

Ahora todos los días salimos a aplaudir y me dan alguna mascarilla que hayan cosido durante el día. Cuando tenemos bastantes, viene a recogerlas la policía del distrito de Usera y las reparte por los centros donde son necesarias.

Vecinas tejiendo mascarillas

A raíz de esto mis padres están fabricando también mascarillas para donarlas en el municipio de Rivas, unos amigos suyos también han empezado a hacerlas y mi compañera de piso también le ha dedicado tiempo y me ha ayudado a coser las tiras. De esta forma, ellas y yo, hemos encontrado una manera de sentirnos productivas, tener un objetivo que arroja algo de luz a esta situación que estamos viviendo y mantienen y fortalecen su vinculo social, tanto con el bloque como aportando su granito de arena en sitios donde hay necesidad. No es un trabajo remunerado, ni un gran proyecto, es una iniciativa que nace de manera espontánea y que pone en valor una ocupación colectiva y su potencial beneficio sobre nuestra salud individual y social. 

Verónica Muñoz, es Terapeuta Ocupacional y trabaja en el Hospital 12 de Octubre de Madrid, sus funciones han cambiado ya que ha sido reubicada parcialmente desde el inicio de esta crisis: 

“Ahora, es lo que toca, es una de las frases que más nos repetimos entre las terapeutas. Toca dar apoyo a la primera línea y toca sufrir con esta situación desde nuestros nuevos servicios, reubicadas donde más falta hace, pero sin perder de vista el valor que la terapia ocupacional puede aportar en este momento y la vocación de servicio inherente a nuestra profesión.

De las intervenciones directas de Terapia Ocupacional, únicamente se mantiene el tratamiento en pacientes ingresados “no COVID” de la unidad de ICTUS. Pero incluso en esta intervención “normal” nada es normal, hemos tenido que incorporar nuevas rutinas. Utilizar únicamente material desechable, trabajar con los objetos que te encuentras en la habitación y hacerlo “escondida” detrás de mascarillas, guantes, batas… es lo que toca.

Desde la distancia, buscamos formas de ayudar y apoyar al personal médico y de enfermería en la humanización de la atención, así, junto con el departamento de logopedia, se ha elaborado un tablero de comunicación que están utilizando en las UCIs y en la REA con pacientes intubados.

También estamos finalizando un documento de recomendaciones de conservación de energía de cara al alta de los pacientes con COVID y seguimos buscando maneras de intervenir mientras esperamos que lo que toque sea por fin, volver a nuestras rutinas”.

Alberto León, es Terapeuta Ocupacional y director del centro de terapia ocupacional dirigido a la infancia S.T.O.I., en Jerez. Su servicio se ha visto alternado esencialmente y su actividad paralizada:

Alberto León

“Hay que parar de hacer sesiones de terapia ocupacional. Lo mejor es cerrar”. “Solicita ya un ERTE”. “Garantiza la continuidad del negocio”. “¿Qué hago con mi hija todo el día en casa?” “Nosotros estamos haciendo videoconferencias a todas las familias”. “Desde los centros de terapia ocupacional infantil no es viable cumplir con las condiciones de higiene para evitar el contagio de COVID-19.” “Mi hijo ya se ha golpeado hasta que se ha hecho heridas.”

“Estos han sido algunos comentarios que he recibido durante los primeros días de la declaración del Estado de alarma por el COVID-19 como terapeuta ocupacional, autónomo y director de un servicio de ámbito privado que ofrece sesiones de terapia ocupacional infantil, en el que trabajan, además, cinco terapeutas ocupacionales más.

Opiniones encontradas, soluciones paradójicas, posicionamientos de colectivos profesionales sanitarios que dejaban a un lado, eso que a todo estudiante de una disciplina sanitaria graban a fuego desde el minuto uno de pisar la facultad “…la salud no solo es la ausencia de enfermedad”. Todo a golpe de demandas de tomas de decisiones, rápidas y sin mucho margen de error. Porque esas decisiones afectan a tus usuarios, que además de personas por las que trabajas a diario, son tus clientes, y no te olvides de garantizar el puesto de trabajo al resto de terapeutas ocupacionales a tu cargo.

Las semanas han ido pasando y la mella económica es tangible, más de lo que uno preveía. No estamos preparados ni capacitados para realizar teleasistencia, no tenemos recursos materiales, financieros ni personales para saber hacer una asistencia sanitaria basada en la evidencia de forma virtual, protegiendo los datos personales, y la seguridad de cubrir las posibles complicaciones que pueden aparecer en una intervención de terapia ocupacional.

Para poder amoldar la atención que cada familia, elaboramos un cuestionario para que cada una nos indicase cuál era su situación, qué rutinas se podían llevar en cada casa, cómo habían cambiado los roles dentro del núcleo familiar durante el confinamiento, cuál era el mejor medio para poder ponernos en contacto… y la última pregunta “¿Creéis necesario algún tipo de intervención por parte de vuestro Terapeuta Ocupacional del S.T.O.I.?” Las opciones a responder eran dos. “Sí, la necesitamos.” “No. Nos no hace falta por ahora. Si necesitamos algo nos pondremos en contacto con el S.T.O.I.” Un 94,4% de las familias escogieron la segunda opción.

Sigo reflexionando, sin sacar ninguna conclusión. Sin hacer caso a los expertos en mercados que dicen que el buen emprendedor debe adelantarse a los acontecimientos. Sin saber qué va a ocurrir cuando se pueda retomar la actividad ¿habrá trabajo para todo el equipo? ¿podré asumir los gastos? Sin embargo, sé que nunca he entendido la Terapia Ocupacional como un negocio. Sé y creo en una Terapia Ocupacional hecha por y para la gente. En una Terapia Ocupacional que abogue por la justicia social. Sé que la privatización de la sanidad no nos viene bien, incluso dedicándome a ella. Y sé que mañana o en unos meses pueda estar haciendo terapia ocupacional de otras formas, porque otras formas existen, siempre y cuando la salud me lo permita”.

David Cabrero del Amo, es Terapeuta Ocupacional y Director de la Residencia San Jerónimo, en Estella (Navarra). Su centro ha tenido mucha repercusión mediática por una la decisión que adoptaron en un momento dado de la crisis y que nos cuenta: 

“En la Residencia San Jerónimo de Estella, 13 trabajadoras y 2 trabajadores decidimos desde el 23 de Marzo venir a la Residencia a vivir para así minimizar el riesgo de contagio de las personas a las que atendemos. Nos motivó el confinarnos en el centro la situación desgarradora de muchas otras residencias a las cuales el virus estaba afectando mucho.

Hicimos un sondeo rápido entre el personal y aquí estamos atendiendo a 71 personas (61 en la Residencia y 10 en las viviendas con apoyos). Todas las personas trabajadoras aportamos lo que buenamente podemos para que esto salga adelante. Yo soy el director del centro, pero entre mis funciones durante este confinamiento me encargo de atender la parte de Terapia Ocupacional (dado que soy TO) para mantener a las personas activas y ocupadas. Realizamos actividades cognitivas,  gerontogimnasia grupal y buscamos actividades lúdicas que hagan participar a las personas residentes teniendo en cuenta sus preferencias e intereses y así evitar la exposición directa 24 horas a la televisión, escuchando noticias negativas sobre las residencias, sobre la vulnerabilidad de este colectivo y sobre el número de muertos, puesto que todo ello solo aporta negativismo, angustia y malestar a las personas que atendemos.

Convivir con las personas mayores nos están enseñando lo mejor de la vida, la solidaridad, compartir, sentirnos útiles y queridos… La experiencia está siendo muy dura dado que ya vamos para la tercera semana fuera de casa, sin ver a mi mujer, a mi hijo…. Pero a la vez gratificante, es la contribución que nos parecía que teníamos que hacer a la sociedad en estos momentos tan complicados.

Lo mejor de todo es que tenemos 0 contagios, 0 personas con sintomatología y para nosotros este es nuestro mayor logro, vamos a seguir trabajando para que el virus no entre en la Residencia San Jerónimo de Estella (Navarra)”.

David Cabrero y los residentes de San Jerónimo de Estella

Muchas gracias a todos ellos por su inestimable testimonio. 

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