Ayelén Losada: Es necesaria una reflexión ideológica de lo que hacemos como profesionales, no existe la “asepsia” en la intervención psicosocial y comunitaria

Ayelén Losada: Es necesaria una reflexión ideológica de lo que hacemos como profesionales, no existe la “asepsia” en la intervención psicosocial y comunitaria

Ayelén Losada es Terapeuta Ocupacional, dirige el Centro de Desarrollo de Salud Comunitaria Marie Langer en Madrid. Profesional comprometida con la reflexión y la acción sobre la vida cotidiana, sobre el malestar que generan las situaciones en las que nos podemos ver inmersos como seres humanos, para poder generar alternativas sociales y comunitarias.

¿Cómo llega Ayelén a la Terapia Ocupacional?
Uy…pues un poco perdida y otro poco ilusionada como toda adolescente de 18 años recién cumplidos. Me enteré de que existía esta profesión porque vinieron a mi instituto dos Terapeutas Ocupacionales a contarnos lo que era…pero ese día yo no fui a clase…ups…sin embargo al día siguiente una compañera me dijo “tía, ayer nos hablaron de una carrera que creo que te va a encantar”… y allá que fui a averiguar. Me gustó mucho la idea de trabajar por el desarrollo de la autonomía de las personas y la visión integral del ser humano…bio-psico-social.

La metodología de los Procesos Correctores Comunitarios (ProCC) constituye un método de intervención sobre los malestares de la vida cotidiana, que brinda aportes teórico-metodológicos contrastados y eficaces para atender las necesidades de la población, promoviendo una mirada crítica constante sobre el modo de vida, y favoreciendo el desarrollo del protagonismo personal-social y la acción participativa para la resolución de los conflictos de la vida cotidiana. ¿Podría definir con mayor profundidad a qué se refieren cuando hablan de “Malestares de la Vida Cotidiana”? ¿Por qué poner el foco en la cotidianeidad?
La vida cotidiana es el escenario en el que vivimos, en el que desarrollamos nuestros sentires, haceres y pensares. Es el espacio en el que somos. Muchas veces escuchamos la expresión de que la felicidad depende de las cosas pequeñas, no sé si serán pequeñas, pero son las de todos los días. Si en el día a día vas siempre con prisa, si te sientes solo/a, si te llevas bien con tu padre, si te sientes valorada/o en el trabajo, si tienes trabajo, si tienes tiempo para hacer lo que te gusta, si te sientes útil para otras personas, si encuentras espacios para tus necesidades personales, si estás a gusto con tu barrio, tu casa, tus vecinos y vecinas, si puedes dedicar el tiempo que te gustaría a estar con tus hijos, si sabes ir elaborando los cambios y avatares de la vida sin angustia de más, si puedes poner límites sin sentir culpa, si puedes decir lo que piensas sin encontrar enfrentamiento o juicio, si sientes el peso de tener que ser una “buena mujer” o “todo un hombre”, si no puedes decir lo que sientes, si no puedes ni pararte a sentir, si tienes tiempo para dedicar a los amigos/as, si te sientes “tironeado/a” por las contradicciones, si tienes o no proyecto vital e ilusiones, si las cosas que haces tienen sentido…. Si todo esto y mucho más está de una forma u otra, influye directamente en la vivencia de felicidad, en el estado de bienestar y por tanto en la salud integral de las personas.

Pero además nos planteamos que todo esto no depende solamente de la situación individual de cada una, sino que tiene un gran componente social. El modo de vida que propone y genera el sistema social normaliza estos malestares desde la vivencia de “es lo que hay”, “es lo que toca”, “la vida es así”… Desde la Metodología ProCC proponemos cuestionar esta naturalización y llamamos a este conjunto de malestares Normalidad Supuesta Salud (NSS).

Poner la mirada en este escenario nos parece fundamental para entender y atender de manera más adecuada las problemáticas específicas e incluso las patologías; pero además supone darle un lugar y un abordaje específico a la NSS, que normalmente queda en “tierra de nadie”.

Dicha propuesta metodológica, establece una clara relación entre los constructos e imaginarios socialmente existentes y su materialización en la vida cotidiana de las personas. Desde este punto de vista, ¿qué elementos sociales considera que vienen contribuyendo en mayor medida a la aparición de esos malestares?
La pregunta es compleja y merecería precisión y profundidad, pero en una primera vuelta de espiral y de manera general, planteamos que el modo de vida está atravesado de parte a parte por la lógica capitalista. El capitalismo da primacía a la rentabilidad económica por encima de la propia vida (tanto de las personas como de la Naturaleza en su conjunto). Fomenta el individualismo y la competitividad salvaje, desde la apología de la libertad (valga decir del libre mercado), perpetuando la “ley del más fuerte” y generando grandes desigualdades. Estas lógicas estructurales se nos “cuelan” por todos los resquicios de la vida cotidiana. Desde los más concreto: tenemos que hipotecar 30 años de nuestra vida y gran parte de nuestro sueldo para pagar una vivienda (que por cierto es un derecho fundamental según la Constitución y una necesidad básica), sacrificando gran parte de nuestra capacidad humana y reduciendo todas nuestras dimensiones a ser productivos y consumidores. Hasta lo más subjetivo e inmaterial: nuestros deseos y nuestra subjetividad también son una construcción social. Sentir que valgo más por tener un buen coche o por ser “muy macho”, o que soy más o menos moderna si soy madre o no, es ser esclavo/a de ese conjunto de significados sociales de consumismo y competitividad. Por poner algún “simple” ejemplo.

Los Indicadores Diagnósticos de Población (IDP) propuestos en los ProCC, parecen una herramienta útil para la identificación y reversión de los malestares de la Vida Cotidiana ¿podría explicarnos en qué consisten?
Los IDP son “trocitos” de realidad que muestran expresiones del Imaginario Social hegemónico no saludable, son ejemplos de cómo se expresan las lógicas hegemónicas en la vida cotidiana, dan cuenta de la parte común y social de las cosas que nos pasan. Por ejemplo, la inmediatez (querer todo ya), la prisa, el hedonismo (querer todo lo que deseo y convertirlo en derecho aunque vaya en contra del bien común), el individualismo (poner lo individual por encima de lo común, “ir a tu bola”, “yo me lo guiso yo me lo como”), el pragmatismo (primacía de lo fácil), la dificultad para expresar y elaborar emociones, la negación de los duelos como necesarios para crecer, la dificultad de sostener la diferencia sin comparación jerárquica (qué es mejor o peor), etc…. Son cosas que nos atrapan y atraviesan a todos y todas en diferente medida, pero tienen que ver con un sistema social que lo promueve, no solamente con nuestras características individuales.

Son construcciones sociales, no es “lo natural” aunque también está en la Naturaleza del ser humano, pero el ser humano es un ser capacidades muy diversas que se desarrollan si se entrenan, por lo que esto se puede transformar. Ahora bien, para ello es necesario visibilizarlo, desnaturalizarlo y cuestionarlo. Esto es lo que pretende la Metodología ProCC.

Desde tu experiencia en la aplicación de los ProCC y su formación de base como terapeuta ocupacional ¿Cómo se vincula esta propuesta metodológica con la Terapia Ocupacional? ¿Qué nexos de utilidad encuentra destacables para el desempeño del trabajo de otras terapeutas ocupacionales?
Bueno, cuando estaba estudiando Terapia Ocupacional me llevé una primera desilusión, me parece que es la disciplina integradora por excelencia, sin embargo me ensañaron lo “bio”, lo “psico” y lo “social” por separado. Cada asignatura con su especialista, pero encontré pocos puentes entre cada área (además recuerdo que en mi generación no vimos a un terapeuta ocupacional “de verdad” hasta 3º de carrera). Esto es algo que trasciende a la Terapia Ocupacional, en el propio campo de conocimiento aún quedan retos por resolver, pero estos vacíos se suelen llenar con intuiciones y buenas intenciones. La concepción ProCC fue la que me ayudó a hacer muchos de esos puentes con instrumentos científicos y metodológicos que me han resultado fundamentales para el trabajo con personas. Esto ya ha cambiado un poco, pero creo que aún queda trabajo por hacer.

Por otro lado, aunque en esta misma línea, a mí los ProCC me enriquecieron el concepto de AUTONOMÍA. Concepto tan fundamental para la Terapia Ocupacional. Quizá no desde lo teórico pero si desde lo práctico y lo imaginario, aún la autonomía se piensa muy ligada a las Actividades de la Vida Diaria más concretas. Los ProCC me ayudaron a comprender el proceso de construcción de la autonomía vincular y social, tan ligada a la construcción de la autoestima y el protagonismo social.

Pensar la autonomía como un “camino de sucesivos desprendimientos” que constituye el propio proceso de crecer en la vida; como un proceso que se construye, en el que se ponen en juego la separación en los vínculos primordiales, la elaboración de los duelos del propio proceso de cambiar de lugar y hacerse cargo de las nuevas habilidades, así como la ambivalencia de todo proceso de cambio y crecimiento; ayuda a entender y acompañar los procesos de intervención profesional de manera más integral y atinada.

Conocer la variable social y saber cómo se inserta en nuestras cotidianidades permite comprender y decodificar las contradicciones desarrollando herramientas y procesos para trabajarlas. Permite “desculpabilizar para responsabilizar”, y esto también resignifica nuestro propio rol profesional, que muchas veces aparece cargado de omnipotencia e idealización.

¿Qué retos crees que tiene la terapia ocupacional para abordar las dificultades sociales y comunitarias que se plantean en la actualidad?
Me cuesta un poco pensar los retos específicos de la Terapia Ocupacional, porque creo que ahora más que nunca es imprescindible la interdisciplina. Pienso en general y veo la necesidad de mucho trabajo en equipo, de mucha reflexión y acción consciente y la asunción de que no existe la acción profesional neutra, no existe la “asepsia” en la intervención psicosocial y comunitaria (ni siquiera en las acciones biomédicas más puras). Y por eso es necesaria una reflexión ideológica de lo que hacemos como profesionales, cada una de nuestras acciones puede estar encaminada a cuestionar las lógicas hegemónicas y a fomentar la creación de alternativas, o por el contrario a perpetuarlas.

Dentro de las actividades del Servicio de Prevención y Promoción de la Salud que tiene el Ayuntamiento de Madrid, habéis puesto en marcha el proyecto “Hombres con Cuidado”, cuyo objetivo es dar atención a hombres con problemas relacionados con el trabajo y la pérdida del mismo. Habitualmente estamos más acostumbrados a ver grupos con mujeres. ¿Cómo surge este programa y qué ha aportado?
Es una buena pregunta para ejemplificar un poco todo lo que he dicho anteriormente. Hace décadas que, gracias al feminismo, se vio que el género es una construcción social, “ser mujer no se nace, se hace”. A partir de ahí se visibilizó la desigualdad en las atribuciones de género entre hombres y mujeres y así las mujeres pudieron empezar a cambiar esta realidad. Pero el género es una construcción vincular, se construye asignando a uno lo que se le expropia a la otra y viceversa. Por eso para avanzar en la igualdad de género se hace imprescindible que haya cambios en los dos roles.

Para ello nos parece que también es necesario ver la masculinidad como una construcción social, que además de asignarle privilegios al hombre le atribuye unas asignaciones y exigencias que lo desconectan de sus propias necesidades y lo atrapan en un rol que, “disfrazado” de superman, le tapa la boca. Así podrá plantearse que también necesita cambiar. Vemos que para “ser todo un hombre” hay dar la talla, ser fuerte, no expresar emociones, demostrar valor, no dudar, ser arriesgado, ser proveedor (no cuidador, ni siguiera de sí mismo), forzarse, “que no le falta de nada a la familia”… Esto hace que los hombres hagan el centro de sus identidad su ser trabajador, descuidando y perdiendo otras dimensiones humanas que también lo constituyen (la creatividad, los cuidados, los afectos, etc…), pero con el sello de “superior”. Esto constituye lo que llamamos la Problemática Silenciada del Hombre, que tiene graves consecuencias tanto en la vida y salud de los hombres como de las mujeres.

El Proyecto Hombres con Cuidado pretende dar un lugar para trabajar esta problemática, tanto para abordar los malestares de los hombres asociados a esta (menor esperanza de vida, mayor número de accidentes, mayor nivel de conductas de riesgo, mayor nivel de drogodependencias, mayor tasa de fracaso escolar, etc), como para abordar las implicaciones que tiene en su relación con las personas que lo rodean (conflictividad familiar, delegación de la función paterna y doméstica, violencia de género, etc).

No está dirigido exclusivamente a hombres desempleados, pero esta situación ha puesto de manifiesto de forma descarnada la Problemática Silenciada del Hombre, y ha permitido abrir estos espacios de forma institucional, de hecho al principio comenzamos a trabajar de forma voluntaria con este proyecto (ver vídeo El Silencio Roto). Los resultados han sido muy esperanzadores, podéis ver también algunos vídeos que se han hecho de la experiencia, en la página web de Madrid Salud.

¿Podría contar algún otro proyecto o iniciativa de interés, desarrollada desde esta perspectiva, en los que esté participando y que cuente con resultados interesantes?

Sí claro, por nombrar algunos ejemplos:
– El Proyecto Reencuentros “mujeres y hombres trabajando por reencontrarse”. Se trata de un proyecto de trabajo comunitario sobre el tema de género. Nos preocupa que la construcción de los roles de género nos desconectan de nosotros/as mismos/as y nos enfrentan con el otro género, así como niegan la diversidad y otras elecciones de identidad. Por lo que nos parece importante trabajar de manera propositiva, no solamente voluntarista, la reflexión acerca de estas construcciones y la elaboración de herramientas y alternativas para encontrarnos, respetarnos, escucharnos, comprendernos y disfrutarnos siendo cómplices en el camino de resolver las contradicciones. Consiste en hacer grupos de mujeres y hombres primero por separado para trabajar las problemáticas específicas, y luego crear un grupo mixto desde el que reelaborar la problemática y construir juntos/as alternativas.

– El Proyecto Motivar es dar Motivos. Un proyecto de trabajo con adolescentes para abordar las dificultades de motivación con los estudios y otras cosas a partir del análisis de las contradicciones sociales que les rodean.

– El Proyecto Construyendo Con-Vivencia, es un conjunto de acciones comunitarias desarrolladas en la comunidad educativa de un colegio, con actividades diversas con alumnado de infantil a 6to de primaria y adultos, encaminadas a trabajar herramientas para la convivencia. Se reflexiona y trabaja sobre la empatía, las emociones, la capacidad de ver al otro, la búsqueda de soluciones, la resolución de conflictos, la creatividad, la cooperación, la construcción colectiva, etc. a través de cuentos, juegos y creación audiovisual colectiva.

– El Proyecto Escuela de Familia “Ayudando a Crecer”. Un espacio de reflexión y formación para padres y madres en el que abordar las contradicciones de la crianza y desarrollar criterios de crianza saludable.

– El Proyecto Bambalinas, un espacio para familias de niños/as con diversidad funcional, tanto para elaborar juntos la problemática y construir redes de apoyo, como para desarrollar su protagonismo social en la tarea de sensibilización acerca de la diversidad funcional. Es un taller de 8 reuniones en el que construyen una representación de títeres y después las propias familias programas y desarrollan funciones en los colegios del municipio.

¡Y seguimos creando! Siempre con el deseo de atender necesidades poblacionales, y trabajar por construir una vida cotidiana más humana, más solidaria y más saludable.

Gracias por ocupar los márgenes y ser cómplices, entre todos y todas nos iremos colando entre los renglones y cambiaremos el texto 😉

Una entrevista realizada por Dani Emeric y Pablo A. Cantero

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